domingo, 16 de mayo de 2010

La última vez

Ahora que estoy solo en mi habitación como todas las noches, me pongo a escuchar esa canción que en algún momento formo parte importante de mi corazón. Me acorde de ti y me puse a pensar que nunca te escribí nada. Seguramente estaba tan feliz a tu lado como para pensar en la remota posibilidad de plasmar mis sentimientos en un papel, ya que mayormente uno escribe, particularmente lo hago, cuando uno se siente vulnerable y con la sensibilidad a flor de piel que solo te puede generar el desamor, ahí donde sientes que en la infelicidad y en el dolor, hay mas sabiduría que en la felicidad y en el confort. Ahora te recuerdo de una manera… no sabes. Dejo de lado el manual de Teoría de la Comunicación que iba a estudiar esa noche y no hago más que dejarme llevar por esas empalagosas melodías de Kalimba, Victor Manuel, Sin Bandera y otros. Me doy cuenta que sigo siendo el mismo romántico incurable de toda la vida y decido abrir la latita de cerveza que quedaba ahí, como esperándome acompañar mi nostalgia. Decido por fin escribir. Para mi es una terapia deliciosa, un viaje hacia las cavernas mas oscuras de la conciencia. Me acuerdo de la última vez que te vi, fui un tonto. Me pediste que te acompañara y yo me deje llevar por mi cómoda posición de un amigo que tenia cosas que hacer, sin saber que seria la última vez que te iba a ver, que luego te iba a extrañar de la forma como lo hago ahora, recordando nuestros mejores momentos, nuestros momentos mas lindos y divertidos. Luego te llame y te pedí disculpas. En realidad solo quería escucharte. Anhelaba oírte pero tu respuesta tan tajante me provoco un instinto comparable a las respuestas que yo daba en mi trabajo. Como teleoperador , suelo ser educado cuando un cliente me dice que no, o cuando percibo su olímpico rechazo, y entonces sucedió , me pediste que por favor, ya no te llamara mas, que ya no nos volviéramos a ver y fue entonces cuando me resigne educadamente a tu rechazo con un “no te preocupes, esta bien, te deseo lo mejor”, cuando en el fondo sentía la pena mas grande, cuando en el fondo quería decirte mil veces discúlpame y quería que te quedaras mas tiempo al teléfono, para contarte mis cosas, hacerte reír, y de esa manera ganarme nuevamente tu confianza.
Todavía recuerdo el último beso que nos dimos, y estoy feliz que no haya sido hace tiempo. Anterior a ese no recuerdo ni como fue, pero si recuerdo este ultimo, fue lindo, fue algo que significo mucho para mí, pues no pensé que podía besarte nuevamente. Fue tan lindo como el primer beso que nos dimos. Nunca unos besos fueron tan significativos en mi vida. El primero, el inicio de algo hermoso, el nacimiento de nuestro amor, y el último, el adiós de los dos, de nuestros labios. No es mentira si te digo que es el beso que mas recordare en mi vida, al menos hasta ahora es así. Te agradezco por devolverme esa sensación de delicia.
Como quisiera no estrellarme con la realidad. Con pena me dijiste que lo nuestro ya no podía ser. Me duele también la forma como te estas yendo de mi vida, pues seguramente a estas alturas ya no significare nada para ti, tal como lo demostraste ahora ultimo. Todo ha cambiado, y no sabes como me gustas mas ahora, pero eso ya es en vano, como dijiste, la culpa la tuvimos los dos y ahora estoy pagando la consecuencia de no tenerte a mi lado. Nos sabes como te extraño, como me gustaría hacerte reír como antes, con las historias del Nandito (cuando viajaba en un carro de ese nombre), de Buitro (las aventuras de un auxiliar de colegio), o del profe de religión en las bienaventuradas aulas de Lurigancho (así le llamaban a mi salón de clases). “Te he buscado tanto, y hoy que te he encontrado, se no hay nadie mas. Nunca he sido un santo, debo confesarlo ya, con honestidad. Fueron tantas horas, tan solo y triste, hasta que te vi. Tu llenas mi vida, tu llenas mi alma, por eso siempre quédate aquí… solo déjate amar”. Recuerdo cuando la escuchábamos juntos, te gustaba tanto. Ahora cuando la escucho, en este instante, la melodía suena como un homenaje a ti, a todo lo bien que la pasamos, mis primeros viajes al sur y la ciudad de Cañete que fue testigo de nuestro amor. Todo lo malo que paso entre nosotros queda borrado de mi mente. Solo me quedan para ti mis mejores recuerdos y te agradezco de todo corazón por haberme hecho feliz, el más feliz de todos, y por haberme regalado momentos tan bonitos, con nuestros almuerzos, con nuestras compras, con nuestros aburridos domingos, con mis historias que tanto te gustaban. Gracias por haberme querido tanto alguna vez , por mantener por tanto tiempo la condición interrumpida de nuestro amor, por creer que no había concluido, por generar la poética ilusión de que alguna vez sucediera algo diferente.
PD: Este es un mensaje que le envié hace unos días a una de mis ex. La soledad y la nostalgia hacia el amor te hacen sensible a los recuerdos, a todo lo bonito de lo que un día fue, y te hace pensar, aunque sea unos días, en un amor que ya fue, y que en el fondo sabes, que realmente termino. Me agrado verla, pero su indiferencia me hizo saber que había que dar vuelta a la página, una página que esta muchas páginas atrás, que solo la abrí por un instante , solo para darme cuenta que ya no volvería a estar con ella, y que debía cerrar de una manera emotiva pero a la vez triste. Como para pensar que si me importaste, de verdad me importaste, aunque sea en tiempo pasado.