jueves, 17 de diciembre de 2009

Mis navidades


Todavía me cuesta creer que en alguna navidad lejana donde podía despertar con mis sueños de niño aparecería sobre una acogedora colcha en mi cama, durmiendo y siendo despertado súbitamente por los cohetones y bombardas de la noche buena y que en ese momento miles de familias compartían deseándose Feliz Navidad a mares. Fue así como recuerdo una de mis navidades, acostado sobre mi cama a las doce en punto de la noche al lado de mis padres que dormían sin importarles, quien sabe porque, pasar la noche buena de una manera tradicionalmente normal.

Debí haber tenido siete u ocho años cuando me desperté del estruendo navideño y no fue hasta años mas adelante cuando entendí el porqué no guardaba en mi memoria ningún acto navideño de los albores de mi infancia. Simplemente no había tenido navidad porque la pasaba durmiendo placida o tristemente cuando los demás niños del mundo abrían sus regalos con aventurada emoción. Esa noche no aguante la curiosidad y me levante presuroso hacia el patio de mi casa y pude observar por primera vez los impresionantes fuegos artificiales que adornaban el cielo chosicano mientras pensaba que el niño Jesús era lo máximo, pues tanta bulla, tanta alegría y tantas luces por su nacimiento eran increíbles. Salí a la rendija de mi puerta que daba a la calle y pude observar a los vecinos y a los niños contentos, dando vivas a la navidad envueltos en llamas de felicidad, pues todo era iluminadamente artificial esa noche y nunca había visto la calle con tanta luz aunque sea por unos minutos.

Los años siguientes pude sentir más la navidad porque me quedaba jugando con mis amiguitos reventando cohetecillos hasta que a las doce de la noche me agarraba en plena calle y después alguno que otro vecino de un amiguito me llevaba buenamente a probar la exquisita cena navideña. Una de las mas entrañables y mas tradicional navidad que recuerdo fue cuando mi madre tuvo la buena idea de llevarme a pasar las vacaciones a la casa de mis primos en Lima donde tuve mi primer y único regalo navideño que todo niño espera con emoción bajo el colosal árbol de navidad. Me emocione y me sentí feliz al ver mi nombre pegado sobre uno de los regalos dejados sobre el árbol en donde agitábamos los regalos para adivinar que traían dentro. A mi me toco un juego de ajedrez con damas el cual luego pude transformar en insufribles partidas con mi padre en sus últimos años de lucidez. Como no sabia jugar ajedrez ni tenia la menor intensión de aprenderlo tuve que convertir a los peones en aguerridos futbolistas que iban tras una bolita de canicas que hacia las veces de pelota y así pude formar mi clásico del futbol peruano versión mesa de 1 x 1 en donde los peones cremas eran Universitario y el otro bando, los de negro, eran Alianza Lima. Fue un juego que me divirtió muchísimo y que me duro varias temporadas en donde llegue a tener 20 equipos y cuyas principales figuras eran las tapas de lapiceros, pilas, chapas, etc.

En la adolescencia no fue la excepción. Mi anciano padre durmiendo y yo afuera, reventando cohetecillos hasta que llegara las doce y la Sra. Alicia, la mamá de mi amigo Carlitos, me llevaba a probar su exquisita cena navideña, y así se repitió por muchos años hasta que un día decidí esperar las doce con mi papá, en mi departamento alquilado y decidí comprar todo lo necesario para esperar las doce de la noche con tanta emoción. Fue la primera y la única vez que mandamos a hornear un pavo y me dio gusto comer aquella cena que me salió tan bien, pues todo había salido en su punto, el chocolate, el panetón D’Onofrio, el pavo, y lo más importante, cenar al lado de mi padre era lo que yo había querido siempre, es decir pasarla con mi familia, con los seres que mas he querido en esta vida, mis padres. Mi madre nos había dejado hace algunos años para pasar a mejor vida y cuanto me hubiera encantado compartir una verdadera navidad con ella.

En estos últimos años y sobre todo desde que mi papá me dejo he tenido la sensación de pasar las navidades más tristes y melancólicas. Siento todavía una envidia sana sobre la mayoría de personas que tienen una solida unión familiar. La navidad debe ser la fecha donde más se mide la unión familiar y es por eso les deseo que pasen una feliz navidad al lado de sus familias y que los quieran demasiado y que compartan al máximo cada instante con ellos. A veces siento la necesidad de pedir que la navidad pase rápido para no sentirme tan mal.

Afortunadamente hay amigos que todavía se acuerdan de uno y seguramente estaré molestando por ahí la noche del 24 y espero recibir mi regalito aunque se que el mas deseado no se cumplirá: pasar la navidad en familia y llegar cargadito de regalos la noche del 24 y esperar el abrazo de manos que me quieran y me aprecien y recibir como regalo el cariño de mis padres, un cariño que lo siento tan remoto, como aquellos días que cenábamos juntos, donde una navidad podía hacerme mas feliz que ahora.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Con Renato Cisneros, en un abrazo grande (e indispensable)


Esta es una crónica ilustrativa de lo que fue la firma de autografos y presentación de la Antiagenda 2010, el últmo trabajo de Renato Cisneros, el super bloger peruano, en la XXX feria del libro Ricardo Palma 2009.

Eran las 9 de la noche del sábado 28 de noviembre y sabía que en ese instante Renato Cisneros se encontraba en la feria del libro Ricardo Palma presentando su Antiagenda 2010 y yo recién salía de trabajar y me encontraba a 25 minutos de dicho recinto y sabia que tenia que apurarme para poder firmar mi libro Busco Novia.
Cuando llegue tal como lo supuse estaba terminando la conferencia que ofrecía en uno de los salones de la feria pero llegue justo para ponerme a la cola junto con una legión de fans que exhibían la Antiagenda en sus manos, entonces yo presuroso pregunte a uno de los encargados si firmaban el Busco novia también y me dijo que si, que también y no había problema. La cola era respetable y supuse que se demoraría todavía algo en llegar hasta el gran Renato. Entonces me acorde que si bien tenia cámara no había quien la tome y supuse que tenia que tener una fotógrafa oficial para dicho evento pues de lo contrario me conformaría con una o a lo mucho dos tristes fotos de tan recordado momento que algún apiadado personaje tomaría sin clemencia. Fue asi que se me ocurrió llamar a mi amiga Yeni que cuya principal virtud en ese momento era que vivía cerca de ahí y tuve que prometerle un suculento pollo a la brasa para que aceptara tal encomendada labor. Finalmente logre que viniera y aunque al principio se mostro perdida dentro de la feria logre encontrarla para llevarla a donde estaba y darle lo que seria su herramienta de trabajo momentánea.

Una considerable cola de fans se aposto sobre el puesto de Editorial Santillana donde Renato Cisneros iba a firmar y a retratarse uno a uno con cada uno de sus lectores.

Aqui Renato en plena faena de la firma de autografos de La Antiagenda 2010.

Después de tantos interminables minutos por fin me estaba acercando al gran Renato.
Ahora si, estaba llegando el momento para agradecerle que me alla devuelto el cariño entrañable a la lectura.

En la primera foto de rigor sali chino. Al fin haria firmar "Busco novia" , el libro del blog.

Mientras él escribía el encantador "Busco Novia", no tuve mejor idea que hacerle acordar un comentario que deje en su blog a lo que él replicó rápidamente con un : " ah... tu eres... sigues trabajando?"

Luego le respondí que si seguía trabajando: " Creo que soy indispensable " le dije, seguida de una sonrisa esperada.

Fue así que le hice recordar la anécdota del fan que se expuso al despido por difundir "Busco Novia".

Después de comentarle que había sido salvado del despido por ser "indispensable" se animo a escribir y a cerrar nuestro encuentro con un abrazo grande ( e indispensable).

Aquí con Alfonso Vargas, se hace llamar RoboTV, el dibujante estrella del Blog y el libro Busco Novia.










Después de responder abiertamente “Que la mano le dolía por otra cosa”, a una señora que le pregunto si le dolía la mano de tanto firmar, Renato se despidió de los presentes dejando escapar esa pizca de humor que se ve reflejada en sus relatos.

Al finalizar me fui con la sensación de haber conocido a un chico tímido y sencillo tal como él se autodefine y que sabe que sonreír para sus fans es parte de su trabajo el cual lo cumplió a cabalidad y con un descollante talento para escribir, cosa que demostró hasta el momento de firmar una simple dedicatoria.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Los amigos del trago II


Estando ya preparados para recibir el roche de nuestras vidas Nacho por fin abrió la puerta. Era el hijito de la vecina que estaba jugando tocando la puerta. De pronto su mamá lo llamo y se disculpo por la travesura de su retoño. Ese día como tantos otros nos quedamos toda la noche hasta el día siguiente y éramos felices con el alcohol en nuestras venas tratando siempre de no hacer mucho ruido para que el viejo no sintiera nada. No íbamos a permitir que el viejo arruine nuestros encuentros cheleros ni mucho menos nos sacase de ese lugar que ya se había convertido en un santuario de la diversión. En cierta ocasión encontramos al viejo en una de las puertas de su casa que daba a la habitación de Nacho como si nos estuviese esperando a eso de las diez de la noche que era la hora en que iniciábamos nuestro acostumbrado ritual chupístico. El viejo estaba parado justo en la puerta de entrada de las escaleras que conducían a nuestro templo de nocturnidad. Sin duda quería aguarnos la fiesta, desinflar nuestro globito, pero no lo íbamos a dejar , “Ese viejo ya debería estar roncando a esta hora” nos decíamos pues sabíamos que a esa hora ya no había rastros del viejo y por eso era la hora favorita para entrar y por eso lo maldecimos a mares por estar parado allí y comenzamos a idear la forma de cómo entrar sin que nos diga nada, sin tener que darle ninguna explicación.

Teníamos las mochilas que cobijaban cada deliciosa botella y ahora había que ataviarse lo mas académico posible para parecer que íbamos a una convención de sabios. No dudamos en conseguirnos libros y mas libros y Juakin su regla T y Pedrin con su tubo de ingeniero que parecía una bazuca cruzada sobre su espalda y mas Cds y libros y lentes, también había que ponernos lentes para completar nuestra imagen de intelectualoides . Con todo eso sobre nuestros cuerpos nos acercamos a la puerta de ingreso que daba a la habitación de Nacho en el segundo piso y ahí estaba el viejo de mierda justo en la entrada con su palo grande y grueso. Cuando llegamos frente al viejo no paramos de hablar de si los programas iban a cargar o no en la Pc para realizar el proyecto y demás verborrea intelectual sobre matemática y física, entonces lo saludamos con respeto y procedimos a entrar sin que nos dijera nada pero siempre sin perdernos de vista hasta que sucedió algo inesperado. Cuando estábamos subiendo las escaleras y cantando victoria Juakin hizo sonar las botellas que llevaba dentro de la mochila, entonces por un segundo nuestros ojos se paralizaron y cuando miramos hacia el viejo que nos miraba desde abajo sentimos que nos iba clavando su mirada en cada uno hasta que se me ocurrió decir “Ya pues ten cuidado con los tubos de ensayo”, entonces subimos rápidamente y con cuidado y entramos a la habitación de Nacho con una sensación de alivio y victoria y fue así donde tuvimos una jornada más de chupeta generosa y reconfortante.

La cerveza, la fiel compañera de las grandes amistades nos había servido y de mucho para encontrarnos con nosotros mismos. Hacíamos añoranza y nos entregábamos a grandes esperanzas y nos hacia confundir en sueños tangibles e intangibles dispuestos a hacer todo por conseguirlos. Nos habíamos hecho mas amigos que nunca y sabíamos que no necesitábamos de mujeres para pasarla bien, al menos no en nuestro techo chelestial, quizá en otro lado y en otro momento pero no en ese. Era como nuestra capilla donde confesábamos nuestros problemas existenciales y en donde no era necesario hacerlo ante uno ni ante otro sino ante los cuatro y siempre con un vaso de cerveza en la mano y su respectivo salud por eso cuando celebramos algún acertado momento o cuando necesitábamos de más trago para llevar algún problema inconsolable.

Luego vino el Cartavio Black para aligerar la carga. El trepador trago, una botella de un litro de puro ron, se había de convertir en nuestro insistente acompañante por varias semanas de nuestras desveladas borracheras. Fue un día en que tras rebuscar nuestros bolsillos en la acostumbrada chanchita nos dimos con la sorpresa que solo reunimos la mitad de lo que comúnmente lo hacíamos para comprar nuestra caja de chelas. Fue entonces que “El Conde”, nuestro repartidor estrella, nos presentó al Cartavio Black heladito y listo para hacernos olvidar a la cerveza. Para aligerarla, El Conde nos sugirió una Coca Cola de generoso contenido pues de lo contrario se nos haría difícil terminarla no si antes muriésemos en el intento. Y lo intentamos y no pudimos terminarla, por más Coca Cola y por más salud carajo que hacíamos felices y extasiados de tan deliciosa combinación. Lo bueno era que ya no teníamos que cargar casi nada.

Tardamos varias semanas para doblegar al Cartavio Black pero poco a poco nuestro organismo tuvo que ir cediendo a tal bocanada alcohólica semana tras semana hasta que un día y casi sin darnos cuenta, una botella del Black nos había quedado chica. Primero eran dos y después tres las botellas que nos surtíamos para nuestras entrañables borracheras cada una mejor que la otra y por eso éramos felices los cuatro, con nuestra música, con nuestra computadora, nuestras historias con las mujeres, porque cuando uno faltaba a la reunión bucólica era porque en ese momento estaba tirándose a una flaca en algún lugar de la ciudad, y entonces no hacíamos mas que esperar al fin de semana para que contase tal gesta amorosa y siempre con la reconfortante alegría y calidez que le dan los amigos del trago.

Ya no tomo como antes, por no decir casi nada, pero gracias a esas maravillosas jornadas puedo aguantar con estoicismo cuanto alcohol se me cruce en el camino y puedo recordar que fui feliz en una lejana habitación de mi amigo Nacho donde poco a poco nos fuimos alejando de nuestros encuentros, primero Pedrin, luego yo, pues nos enamoramos y decidimos darle mas tiempo a nuestras enamoradas y después ya no era lo mismo porque ya no nos frecuentábamos como antes. Fue así que Nacho se convirtió en mi mejor amigo, el único que me acompañaba a almorzar a pesar que el ya había almorzado y que con trago o sin él compartíamos la mejor amistad del mundo. Y cuando nos volvíamos a encontrar esporádicamente los cuatro amigos del trago, no dudábamos en hacer lo que mejor sabíamos hacer, tomar hasta morir en nombre de una entrañable amistad que nunca olvidaremos.

domingo, 25 de octubre de 2009

Los amigos del trago


Ignacio Salas era mi mejor amigo y un rotundo acompañante de tragos y desveladas juerguitas. Es curioso pero cuando lo conocí tenía una pinta de chancón tirando para Einstein y algo más. A pesar de que estábamos en diferentes facultades congeniamos rapidísimo aquella mañana en la biblioteca donde hacíamos el esfuerzo para sacarnos lo mejor de lo mejor de las notas. Fue cuando decidí consultarle sobre un problema algebraico cuando se apresto a ayudarme amablemente y también de paso, claro, demostrar sus dotes de buen matemático y alimentar su ego de estudiante brillante. Fue así como lo conocí y desde un principio me cayó bien. La cercanía de nuestras casas hizo más fácil nuestra amistad y también fue así donde nos juntamos con Juakin y Pedrin en un intercambio amiguero que nos hizo inseparables por varias temporadas.

Juakin venia por parte de Nacho y Pedrin por parte mía y así formamos un cuarteto de polentas cuando de empinar el codo se trataba. Poco a poco y ayudados por el desenfado Juakin nos fuimos acercando al mundo chupistico. Fue en una discoteca en donde dos tremendos pavasos y un par de “mejor chupo y no bailo”, descubrimos que éramos mas felices tomando que bailando. Los dos primeros éramos obviamente Nacho y yo y el otro par de locas, Juakin y Pedrin. Estábamos sintiendo un apego cariñoso hacia la cerveza y no dudamos en hacer los encuentros mas seguidos pero esta vez en una acogedora habitación de segundo piso, era la habitación de Nacho que vivía solo y cuyo padre venia esporádicamente de Huacho (una ciudad a 2 horas al norte de Lima) uno que otro fin de semana. La habitación era alquilada y la casa pertenecía a un jodido viejo verde que vivía solo también y que no dudaba en husmear la vida de sus dos inquilinos cuanta vez podía. El viejo parecía una caricatura malhumorada de periódico político. Era calvo y tenia unos bigotes canosos que notaban el paso de los años. Siempre andaba con un palo grande y grueso que según él era para caminar pero más de uno lo había visto utilizarlo para asustar y golpear a los mocosos de mierda que jugaban cerca de su jardín. Era el clásico viejo de mierda.

Nuestros encuentros eran los fines de semana, generalmente un viernes o un sábado y siempre nos las ingeniábamos para pasar el arsenal de botellas a la habitación de Nacho. Como todos éramos estudiantes frisando los 20 y 21 años, no hacíamos más que colocar 6 botellas en cada mochila y llevar unos cuantos libros en las manos para parecer que íbamos al encuentro del estudio. Nuestro distribuidor cervecero era “El Conde”, un muchacho que atendía en la bodega del barrio y que nos despachaba en nuestras insignes mochilitas para camuflar lo que seria nuestra juerguita personal y exclusiva de la sociedad de los amigos del trago.

Las noches del fin de semana eran tan alegres y divertidas en la habitación de Nacho, habíamos acondicionado todo para que la pasáramos bien. Lo primero que hacíamos era prender la computadora de Nacho, ahí lo teníamos todo y era además como un quinto amigo que nos hacia disfrutar de las noches de fin de semana. Junto a nuestra afectuosa bebida nos acomodábamos alrededor de la mesa donde estaba la Pc para escuchar nuestra música, ver alguna que otra película y jugar Fifa 98 o Need for Speed, tratando de hacer el menor ruido posible para que el viejo no molestara y siempre con las mas encarnizadas y felices discusiones de algún tema mediático que tocábamos. Pero las palabras sobraban cuando de mirar alguna película pornográfica se trataba pues solo atinábamos a mirar embobados y casi en silencio los extraordinarios movimientos que se mandaban los protagonistas de las películas pornográficas. En cierta ocasión en una de las escenas hot de tan lujuriosa cinta la chica empezó a gemir de tal forma que tuvimos que bajar el volumen y aun así seguía el estruendoso y gutural gemido que no hacia mas que retumbar la ventana de la habitación que estaba al frente de la Pc. Entonces alguien empezó a tocar la puerta insistentemente. Pensamos era el viejo que venia a reclamarnos y de paso ponernos de patitas en al calle y hacernos el roche de nuestras vidas pues cuando el viejo gritaba se escuchaba en todo el vecindario. El puto sonido se había quedado impregnado en la Pc a pesar que Pedrin cerro nerviosamente el programa, entonces nos empezamos mirar las caras hasta que Juakin la reinicio maldiciéndola sin cesar. Nacho tuvo que abrir la puerta.
Continuará ...

martes, 29 de septiembre de 2009

La canción ideal

Nunca voy a olvidar mi primera fiesta. La primera vez que asistí a ese enmarañado juego de luces fue cuando tenía 14 años en Chosica, ciudad ubicada a 30 kilómetros al este de Lima, el lugar donde vivía por ese entonces. Solía escuchar las principales radios de la capital como todo inquieto adolescente, en donde bombardeaban con el añorado Techno de los años 90’s , y cuyos principales artistas eran, como casi siempre, del extranjero, ahí estaban el Dr Alban, ICE MC, Le Bouch, el incomparable merengue de ese entonces a cargo de Juan Luis Guerra y la mejor salsa sensual que arrojo los inicio de los 90´s con Willie Gonzales, Eddie Santiago , Edgar Joel, Jerry Rivera, no hacían mas que adornar los rotundos exitazos de Niche de finales de los 80’s. No veía la hora de bailar en una discoteca, con una chica que se moviera como los dioses, como lo hacían los grandes, tomando trago y fumando incansablemente sobre la estruendosa música del momento y las sicodélicas luces de una pista de baile.

Mis amigos del barrio eran más grandes que yo, al menos la mayoría y decidí a partir de ese año, el inolvidable 94’, seguirlos cada fin de semana. Me había propuesto debutar en las pistas de baile y para ello no paraba de ensayar en casa mis pasos de baile de las canciones que tanto me gustaban. Al hacerlo me sentía bien y era una verdadera invitación a la felicidad. Me sentía un experto en el Techno y el merengue pues en la salsa sentía la sensación de que era demasiado osado para un debutante como yo, el agarrar de la mano y la cintura y llevar a una chica en un ritmo que merecía más kilometraje fiestero y preferí entonces evitar hacer el ridículo tan tempranamente. Mi timidez excesiva de ese entonces no permitió que acompañara en dos ocasiones a los chicos del barrio a las discotecas más famosas de la ciudad, el New Palace, El Nirvana y el Rincón de los recuerdos, siendo la última la que aún sobrevive y las dos primeras ahora convertidas en una cadena importante de pollos a la brasa y una galería de tiendas de ropa respectivamente. Simplemente me chupaba, es decir no me atrevía a acompañarlos por mas esfuerzo que hacia de estar con ellos una sábado en la noche. Cuando conversábamos sobre futbol, las chicas del barrio y uno que otro osado que comentaba la ultima película pornográfica que había visto, me podía quedar en la esquina de mi barrio hasta altas horas de la noche pero cuando quedábamos en irnos a cambiar para luego ir a bailar en mancha, casi siempre prefería quedarme en casa viendo Risas y Salsa y Viva el sábado, dos programas de televisión que cerraban las noches de fin de semana.

Si iba a ser el ridículo no quería hacerlo solo y pensé en Carlitos, mi amigo, mi promoción y encima unos meses menor que yo. A Carlitos le decían Lila, apodo que se gano en el seminario San Juan Bosco donde asistíamos religiosamente a jugar fulbito los sábados y domingos. Fue en un campeonato donde los padres y los hermanos empezaron a repartir los uniformes a los equipos participantes, prestaditos por cierto, pero eran los que nos iban a acompañar toda la campaña y fue donde Carlitos empezó a llorar delante de los padres y hermanos para que nos diesen las camisetas Lilas, que eran bonitas en verdad, pero no para ponerse a berrear delante de los padres y menos a los 11 años. A partir de ese suceso vergonzoso a Carlitos no le quedo otra que acostumbrarse a su nuevo apelativo. Pero si algo le tengo que agradecer fue la singular dupla futbolera que formábamos de chicos, el cual me ayudo a mejorar futbolísticamente y sacarme de esa vergüenza de ser escogido al último en las armadas de equipos. Nos comprendíamos también que no tardaban en llamarnos “La dupla” , la de los pases en pared, la de las fintas imposibles, los mocosos que imitaban a los Súper Campeones de la tv. Ahora quería que me acompañe a mi primera fiesta de adolescente, una fiesta sin padres ni familiares de por medio, donde solo la música, las luces y el humo, serian testigos de lo que hagamos.

De noche me creía más grande y empezaba a peinarme como uno de 20 años, con el pelo engelado y ropa sugerentemente atractiva. Solo me faltaba ir con ellos a alguna fiesta circunstancial de fin de semana y así poder ser parte de los comentarios de la última juerga. Convencí a mi amigo Lila para ir a la fiesta que se iba dar un sábado ahí en el mismo barrio, era el cumpleaños de una de las vecinas y lo iba a celebrar en su casa con luces y harta prima y amiguita invitada. Lamentablemente Lila no tenía en sus planes ser grande todavía ni nada que se le parezca. Lo encontré todo cochinazo a las 11 de la noche el mismo día de la fiesta por las polvorientas calles del barrio de ese entonces jugando fulbito con los niños del vecindario, mientras yo pasaba bien perfumado, engelado y con ropa bien puesta para la ocasión pues me dirigía a encontrarme con mis amigos grandes para ir a la fiesta de la cumpleañera.

La música se dejaba escuchar a dos cuadras de distancia de la casa de la cumpleañera. Había mucha gente a las afueras de la casa, parecía que la fiesta prometía. Antes de ingresar decidimos tomarnos una chelitas, mientras yo, me seguía creyendo grande en cada vasito chelero que me empujaba. La verdad, no veía las horas de entrar y demostrar lo mucho que había ensayado en casa. Por fin habría de bailar el techno, el dance del momento, por fin podría moverme cadenciosamente bajo las luces sicodélicas, las bolas y las cortadoras y por fin avisaba a mi pubertad que dejaba de serlo para convertirme en un zagal en ciernes dispuesto a partir de ahora a disfrutar de las juergas fiesteras y conocer a cuanta muchachita se me ponga en frente. Y cuando decidimos entrar había más gente aun pero la música estaba buenaza. La luz violeta prevalecía y de vez en cuando alternaban las luces de colores y las cortadoras, que hacían su aparición en los flamantes pasos del techno noventero. No pasaron ni diez minutos y mis amigos en pleno ya disfrutaban en la pista de baile. Yo aprovechaba los minutos para observar el local, la gente y disfrutar de la buena música. Observaba a las chicas mas que nada para escoger a la quien seria la protagonista de mi primer baile juerguero. Ya tenia a una en la mira, era una de las chicas del barrio que me gustaba. Solo tenía que esperar a la siguiente canción para dar rienda suelta a mi desenfreno dancístico y si era una canción que me gustase, mejor todavía. De pronto por mi mente pasaba algo que marcaria el resto de mis días fiesteros. Empezaba a pensar si era fácil o no sacar a bailar a una chica y emergieron una serie de dudas sobre lo exitoso o calamitoso que seria la respuesta de la chica al pedirle por favor el clásico “¿bailamos?”, o “¿bailas?”, o “¿me permite este baile señorita? “ que daban vueltas y vueltas sobre mi cabeza . Calamitoso?, rochoso, la vergüenza de quedar en ridículo por unos segundos, ¿podría resistirlo?.Y si una se niega y la siguiente también, tendría las fuerzas para una tercera pedida o desearía que me tragara la tierra en ese instante. Pero no había que ser tan pesimista, pensaba, afortunadamente tenía buena talla, el pelito engelado y la ropa bien puesta para la ocasión ocultaban lo novato que era en estos menesteres y ni de vainas podía ser visto como un mocoso que no sabía bailar. Entonces había que prepararse para salir al ruedo, entre tanto humo y lucecita juguetona. Cuando empezó a sonar la canción “El último beso” de Mark Antony, un clima romanticón inundo la fiesta y fue donde todo quedo casi a oscuras y donde todos a coro abierto cantaban “El ultimo beso que puse en tus labios todavía lo siento… ” , para después terminar con una bulla coquetona que daba inicio a tan llorona salsa del momento. Decidí entonces que no era el momento de mi debut oficial, pues ese ritmo necesitaba de más habilidad y galantería que aun no tenía pues iba a ser como mandar al Maradona del 78 a la final con Alemania de Muller de Italia 90.

Pasaban los minutos y no encontraba la canción ideal, una que me gustase y que me hiciese sentir cómodo, sobre todo a mis pies y a mi cintura. Después de tantos Dr Alban, Ice Mc, Niches, samba reggaes, bailes del perro y demás, me di cuenta que me estaba chupando. Esa calamitosa idea se había quedado impregnada en mi cabeza y afloraba cada vez que intentaba despegar los pies para acercarme a una chica. Ni siquiera la posibilidad de encontrar a una amiga conocida, de confianza, una que te saque a bailar se podía dar ya que ni eso tenía. Comprendí entonces que me faltaba bastante y que la fiesta me había quedado reverendamente grande y ya solo podía sentir que los vasos de cerveza me llegaban con una inoportuna rapidez y que luego de tanta empinada de codo y de esta vez si bailo, no hice mas que ir rápidamente al baño y vomitar toda mi cólera por no poder bailar ni una sola canción.

Era la segunda vez que tomaba y mi primera legendaria borrachera. Salí rápidamente de la fiesta para ir a la casa de Lila aprovechando que sus padres habían viajado y no había nadie, salvo su hermano mayor, que todavía seguía en esa improvisada discoteca del barrio.

Después de ese intento frustrado de ser el rey de las pistas de baile, no dejaba de pensar que tan complicado era eso de sacara bailar en una fiesta. Ya no recuerdo a la protagonista de mi primer baile juerguero, ni la canción, ni si fue en el New Palace o en el Nirvana, ni con quienes estaba exactamente, solo recuerdo esa noche donde quise ser grande y me estrelle con mis dudas y con la chica que creía decirme que no, mientras buscaba la canción ideal.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Róbame un beso


En el colegio San Sebastián existían jovencitos que deseaban ser jóvenes con mayúsculas y no inquietos adolescentes soñando despiertos. Los chicos que cursaban el 3ro de media deseaban impacientes iniciarse sexualmente. Después de su fracasado intento de presentarse al prostíbulo mas reconocido de la zona ahora buscaban algo en serio. Fernando, un chico de 15 años quedo al descubierto ante sus compañeros que sus tan comentados alardes sobre las chicas que se había levantado eran falsos. Tan falsas como las notas que sacaba. Todos lo admiraban, era un honor andar con él. Sabía como sacarse las mejores notas sin estudiar nada o casi nada y era el más gilerito de todos, suficiente para tener las más mentada reputación en un colegio de 2000 alumnos.

En la mañana las chicas y en la tarde los chicos o mejor dicho las alumnas y los alumnos. El momento más interesante del día era sin duda la una en punto de la tarde, hora en la cual se encontraban las chicas y los chicos del colegio San Sebastián. Al abrirse el viejo portón del colegio lindas jovencitas y sugerentes señoritas salían para desbordar las más intensas pasiones de los chicos que las veían salir. Ahora era el turno de ellos, el de entrar al colegio, una suerte de segundo hogar donde todos sabían las reglas; había que pasarla bien. Se encontraban ahora afanando a las que todavía quedaban dentro y ahí estaba él, Fernando Martínez asiendo gala de su mas mentada reputación, con un trío de jovencitas y uno de los chicos que deseaba ser como él. “Buena idea la de andar con él, ahora tengo tres nuevas amiguitas” , se decía Pablo Arteaga que solo admiraba el buen floro de Fernandito con las tres féminas que estaban allí, paradas , dejándose llevar por el verso de Fernando. Ya era Hora de entrar a las aulas. “Chao Fernando, un beso, muak”, “Chao Pablo, un beso, muak” . Ellas se despedían de ese momento mágico de hablar con Fernando Martínez.” Que churro que esta, dicen que no tiene enamorada” comentaba una de ellas. “ A mi me cuentan que si, y varias” comentaba la mas bonita, Angie Marín, cuyo pelo era preciosamente ondulado como su cintura. El sol dejaba acariciar su hermoso color castaño y su piel blanca y tersa como una niña, hacían pensar que se trataba de una muñequita. Tenía sus 14 bien puestos y era las mas lady de todas las chicas del San Sebastián.

- Que ricas que están, te fijaste - Murmuro presuroso Pablo, adelantando los pasos para dirigirse al salón de clases. – Pero la mas rica es Angie, que rico huele.

- Me la voy a levantar, y te juro que antes de su quinceañero me la voy a levantar.

- Pucha , solo falta un mes, tendrás que apresurarte.

- Suertudo de mierda, justo cuando te toca andar conmigo te invita a su quinceañero.

- Que voy a hacer, seguramente le caí bien je je.

Pablo levanto las cejas y pensó en la suerte que tuvo en ese momento de estar con Fernando ya que Fernando no tenía un amigo con el que paraba siempre. Había decidido andar con uno solo de sus compañeros, cada día, así que tenían que acompañarlo de manera rotativa. Un día Pablo, otro día Felipe, otro Juanka y otro Martin. “Yo y uno mas, para que aprendan a gilear, y así ya se desahueven”, había dicho Fernando Martínez a sus compañeros una vez que tuvo claro que era el mas popular del colegio San Sebastián.

Todos lo admiraban porque tenía el arte de gilear a las chicas y además, según él, ya se abría consagrado en varias ocasiones en el ring de las cuatro perillas. Siempre se las ingeniaba para pasar los exámenes con buenas notas y ayudaba a sus demás compañeros para que no caigan en la desgracia de jalarse el curso. Los demás quedaban asombrados cada vez que Fernando contaba la última vez que se había tirado a una flaca y lo hacia con tal detalle que muchos terminaban mojados después de cada relato.

Faltaban 15 días para el quinceañero de Angie y para muchos era la oportunidad de levantarse a una flaca, la que mas les guste y que mejor que después del cumple de Angie . Según Fernando era así de fácil, le hablas, la miras con deseo, te la chapas, con lengua por supuesto y después te la llevas al telo, así de fácil. Todos lo habían entendido así. Pablo, Felipe, Juanka y Martin habían sido invitados por Angie , previa claro, Intervención y recomendación de Fernando, solo ellos. Cada uno tuvo su día y su oportunidad y así fue. Listo van los cinco, así que tenían que estar preparados para todo. “Por que no vamos antes al prostíbulo mas reconocido de la ciudad”, comento Pablo. “si vamos, yo se que Fernando nos llevara y así pondremos en practica tus historias”, dijo Felipe, con una emoción única. Fernando, cual capitán de barco en aguas tormentosas asintió la cabeza hacia sus marineros para darles el día y la hora para ir a saciar su hambre de aquellos hombres que tan fielmente lo seguían.

Usaron el carro del tío de Pablo para ir al encuentro con el pecado. “No vamos a ir al prostíbulo mas famoso de la ciudad porque allí solo entran con DNI, vamos a un lugar mas caleta Llamado la Tia X, queda a las afueras a 10 min y solo se entra con carro, yo entre ahí con mis amigos mas grandes, así que prepárense”, exclamo Fernando a sus compañeros, que cada vez se sentía como uno de ellos, sabiendo quizá que ahora los necesitaba mas que nunca.

Era un cuarto para las doce de la noche y al volante iba el afortunado Pablo, en cuyo cuerpo se notaba la lujuria impregnada y cada vez mas apretaba fuerte el volante para no despertar de esto que le parecía un sueño, iba a estar por fin con una hembra, todos los pensamientos impuros que había tenido se harían realidad, ya no iba a ser necesario la mano para ser feliz por un instante, era hora de hacerse hombre.” Ya saben, si vemos un policía todos miramos al frente con cara de serios”, comento Fernando a la tripulación que Iba al encuentro del pecado, quizá al momento mas importante de sus vidas y que en ese instante no cabían de felicidad, miedo y deseo.

Cuando el carro llego al tan mencionado lugar, Fernando hizo la indicación a Pablo de que entrase por el viejo portón abierto, despacio y con calma. Al interior estaba oscuro y una música tenue acompañaba a una luz violeta que se divisaba a lo lejos, pareciera que no hubiese nadie. “Bien muchachos, espérenme aquí” , murmuro Fernando abriendo las cejas mientras bajaba del carro. Los muchachos se quedaron esperando a que Fernando Martínez, el chico más popular del Colegio San Sebastián, hiciera la señal para entrar. No dejaban de contar los minutos y los segundos para que ese anhelo de todo muchachito se hiciera realidad, la primera vez, el primer remojón, y para dilatar la tensión no hicieron mejor que alardear con que pose entrarían en acción, la que habían pensado siempre, la pose de sus sueños , iban a explorar también cada milímetro del cuerpo de la mujer , era algo que nunca olvidarían y no dejaban de agradecer y de haber sido bendecidos por tener a Fernando Martínez, gracias a él se habían desahuevado con las notas, con las chicas, con los demás y ahora estaban a punto de consagrarse y entrar en las grandes ligas, gracias a Fernando Martínez, el capitán que los iba a llevar a la gloria, era un momento que nunca olvidarían.

De pronto, se vio salir raudamente a alguien a lo lejos. Era Fernando Martínez que venia de prisa hacia el auto donde se encontraban sus compañeros. “Vámonos por favor” dijo Fernando con una expresión de miedo y desesperación solo comparado con alguien que había cometido el peor error de su vida. A pesar de que sus compañeros lo bombardeaban de preguntas Fernando se mantenía en silencio como queriéndose esconder sobre el arañado asiento del auto. Después de 5 minutos Fernando pareció volver al presente, “Era una cantina”, dijo con un aire de decepción casi inconsolable. En ese momento se tomo de valor y pudo ver la cara de sus compañeros y antes de que ellos dijeran algo pudo decir:”Nunca estuve allí, nunca estuve con ninguna perra, me lo contaron mis amigos grandes. Todo lo que les conté era mentira, mis historias y todo eso”. Una atmosfera de decepción rodeo el lugar y nadie quiso decir mas nada y cuando llegaron a su destino uno por uno fueron descendiendo del auto cerrando la puerta toscamente no sin antes mencionar esa frase que uno lanza cuando no le salen las cosas: Puta mare.

Solo Pablo se quedo afuera del auto meditando acerca de lo que había pasado. No podía creer que la reputación de Fernando Martínez se había venido abajo. No podía creer que un muchacho podía haber mentido de esa manera solo para congraciarse con sus pares y hacer mas portentoso ese currículo de mas popular. Solo atino a mirar el interior del auto y ahí estaba él todavía. Se acerco y parecía que estaba llorando. Rápidamente saco de la maletera unas latas de cerveza que su tío había dejado y se las ofreció sin ningún aspaviento.

- Hey, toma.

- Ja, gracias es la primera vez que tomo.

- No habías tomado con tus amigos grandes.- Murmuro Pablo, tranquilo y calmado como queriendo iniciar una larga conversación, como queriendo iniciar una amistad.

- No, casi lo hago una vez pero al final solo tomaba sorbos. Me decían que no querían meterse en problemas ya que en mi barrio hay muchas tías cucufatas y chismosas.

- Igual que aquí pero a esta hora ya deben estar roncando.

- ¿Tu tío no se dará cuenta de que le faltan cervezas?

- Mañana las repongo. Dime te vas a levantar a Angie o no?

- Es una niña preciosa, creo que estoy enamorado. Justo ahora estaba pensando en ella y pensaba que pensara de mi, que soy un pendejo de la peor calaña, que abre estado con un montón de flacas a la vez y no se si esa idea que tienen todos de mí podrá impedir decirle que la quiero, que quiero estar con ella y solo ella, que por favor no crea nada de lo que dicen de mí. Nunca pensé que iba a llorar por alguien. Yo quiero estar con ella no quiero solo un agarre, puta mare, creo que la estaba cagando y ahora mas todavía si cuentan que he sido un mentiroso todo el colegio se va a enterar.

- Si puede ser. De modo que estas arrepentido. Pucha ahora como vas a hacer para limpiar tu imagen. Ja Ja, no se a que le llames limpiar ahora pues no se si te interesara que esto se sepa para que tu “imagen” no se vea alterada y sigas siendo el más venerado ídolo juvenil o le dirás a todos que finalmente eras un santo palomo y que los domingos solo acompañas a mamá a misa.

- Nadie es santo de nada Pablo, pero lo que yo hice fue exagerar las cosas. Ahora tengo que asumir las consecuencias y que sea lo que papa lindo quiera. De lo único que estoy seguro es que le voy a pedir que sea mi enamorada para luego respetarla y amarla hasta el final de mis días.

- Hablas huevadas. Pero te deseo suerte y cuenta conmigo para lo que sea .

- De verdad, gracias, y perdona por lo de hoy, si me hubieran dateado bien estarías ahora en el paraíso.

- No importa, de verdad no voy a olvidar esta noche. Es la primera vez que salgo con ustedes de esa manera tan delincuencial. Si te contara que casi me orino cuando pasamos por el policía. Y mis manos nunca habían sudado tanto sobre el volante. Me imaginaba a mi tío llevándome de las patillas a mi padre y él diciéndome muchacho del demonio seguida de una reverenda catana. Y mejor que no lo halla echo con una de esas chicas, pensándolo bien quiero que sea con una niña preciosa así como la que te gusta y quiero quesea de manera mágica e inolvidable.

- Bien Pablin creo que hoy he encontrado a un amigo, salud por eso.

- Salud Fernando, ya quisieran verme los del San Sebastián tomando con el ídolo juvenil del momento ja ja.

- Ja. Todavía queda bastante para que amanezca …

- Quédate en mi casa. Recuerda que teníamos que hacer el trabajo de amanecida, por eso la noche era nuestra recuerdas, je je. – Termino Pablo de una manera cómplice y amiguera. Ya era tarde y subieron a descansar, a lo lejos se escuchaba el ladrido de un perro. La noche había terminado.

La semana siguiente transcurrió de manera normal en el colegio San Sebastián. Fernando Martínez y Pablo Arteaga andaban más juntos que nunca y en el salón de clases no se hablaba de otra cosa que si era cierto o no que habían fracasado en ir al prostíbulo más famoso de la ciudad. Los 3 restantes tripulantes de aquella travesía no sabían si negar o afirmar tal imputación pues sabían que no querían ser vistos como enfermos y precoces parroquianos de tan pecaminosa y lujuriosa aventura sexual. En tanto, Fernando Martínez iba perdiendo poco a poco esa tan mentada reputación que a los chicos los hacia admirar, al menos en el salón de clases, pues todavía faltaba mucho para que eso se expandiera al colegio y no afirmaban ni negaban nada por parte de otros salones ya que no querían perder el privilegio de tener entre sus filas al mas popular del Colegio. No querían que se hable mal de su ídolo. Pero a Fernando solo le preocupaba una cosa, conquistar el amor de Angie Marín, acaso la más bella del San Sebastián. Junto a Pablo había decidido que esa tan soñada declaración seria el día de su fiesta de quince años, así que faltaba tan solo una semana y lo único que había hecho hasta entonces era conversar en grupo unos cuantos minutos a la entrada del colegio. Por más que había intentado propiciar un encuentro fuera del colegio, en donde no tengan que ver Pablo, sus amigas de ellas y los uniformes con rayas azules y amarillas, no lo había logrado ya que su familia de ella no dejaba que estuviera así nomas en la calle. El padre de Angie era un celoso al cubo y no permitía que la niña de sus ojos tenga amigos hombres que no sean su familia. Del colegio a la casa y de la casa al colegio, esa era la premisa que le había impuesto a la muchacha y para su fiesta de quince años su chambelán no podía ser otro que su primo Archie, marino mercante recién llegadito de EEUU. Puesto así las cosas, Fernando la tenia mas que complicada en su afán de acercase siquiera a Angie en otro sitio que no fuera a la entrada del colegio. “Que si viste como me miró, que si te fijaste en su expresión, que si te fijaste al momento de despedirnos con besito, que si te fijaste si volteó al irse”, era lo único que le podía preguntar a Pablo cada vez que la veía, pues era lo único que tenia para saber si ella sentía lo mismo que él. Pasaban los días y la seguía viendo y de lo único que estaba seguro era que estaba más enamorado que nunca.

- ¿Por que no le escribes una carta? – se le ocurrió a Pablo como ultimo intento para ayudar a su amigo.

- ¿Una cartita de amor?

- Claro, le vas escribir todo lo que sientes y púlete causita, se todo cursi si quieres, a las flacas les encanta eso.–Le índico Pablo con tanta emoción que parecía él quien tenía que escribirla.

Fernando recurriría a una de las formas mas antiguas de declarase a una chica. Ahora solo tenia que poner toda su inspiración en esa carta que le significaría la puerta al primer amor. Fue aquella noche en la quietud de su cuarto donde pudo escribir por fin lo que sentía por esa chica que le había robado el corazón. Poco a poco las palabras salieron sin cesar colmadas de “me gustaste desde el primer momento en que te vi”, “eres mi chiquilla preciosa”, “no veo las ganas de decírtelo personalmente” “y por eso quiero q seas mi enamorada y espero tu respuesta mañana en tu quinceañero” “Te quiero…”.

Llegado el viernes Fernando no veía las horas de entregársela personalmente, tal vez le diga algo , tal vez no le diga nada, tal vez solo le entregaría la carta y ya, pensaba mientras ya en el colegio iba al encuentro de su amor que estaba seguro lo marcaria para siempre. Por mas que buscaba sigilosamente no la encontraba, entonces corrió rápidamente hacia el salón de ella y ya no había ninguna alumna, solo algunos chicos del turno de la tarde. Pudo divisar a lo lejos a Carmen la amiga de Angie y corrió presuroso para preguntarle donde estaba, que la estaba buscando para declararle su amor y cuando llego hacia ella, agitado, solo atino a decir, “Hola, y Angie”, y ella con penita : “No ha venido hoy, tuvo que hacer por lo de su fiesta de mañana”. Entonces, una expresión de sorpresa acompañada de tristeza envolvió a Fernando. De pronto, una voz lejana le decía que ingrese a su aula, era el auxiliar del colegio, que intentaba desalojar a los alumnos del patio. No tuvo más que caminar lento y cabizbajo y pensando porque el destino era tan cruel, ni modo, ahora tendría que ser cara a cara y armarse de valor para confesarle su amor sin saber como sortear a los amigos y familiares, en una fiesta que iba a ir por primera vez en su vida.

Y el día había llegado. Fernando no paraba de pensar en su estrategia para acercarse a Angie de una manera en que solo estén ella y él y así poder confesarle lo que sentía por ella y darle un delicioso beso de quinceañero con chantillí y todo.

Era en un local grande con dos ambientes bien definidos por un salón de recepciones y un espacioso jardín donde todo era decorado por flores y globos rosas en ambos ambientes. A eso de las 11:30 pm ya no faltaba nadie, solo Fernando y Pablo no habían llegado aun. Llegaron 11:50 y rápidamente fueron advertidos por los chicas del San Sebastián que murmuraban que Fernando Martínez debió ser el chambelán de Angie y que no veían la hora de verlos bailar juntos. Apenas llagaron se encontraron con una ronda de coctel al cual Fernando bebió en el acto y no dudo en arrebatarle el trago a Pablo pues necesitaba mucho valor para declararle su amor a Angie Marín. “Este fue por mi y este es por ella”, menciono Fernando refiriéndose al tragito que tenia en la mano cuando de pronto, Fernando recibió una palmoteada de Pablo para señalarle a Angie que bajaba de las escaleras decoradas con hermosas flores rosas y de fondo la canción Quinceañera de Timbiriche. Estaba preciosamente linda, con un moño que dejaba ver la candidez de su rostro y llevaba puesto un hermoso vestido corte princesa, el clásico modelo elegido por las quinceañeras, con mucho volado y bordado.

Se da el momento del baile y de fondo el Danubio azul para bailar con el chambelán que nadie conocía excepto su familia, por varios interminables minutos. Ahora la quinceañera empezaría una ronda de baile con sus amigos invitados y uno por uno se iban acercando al centro de la pista para bailar con la preciosa señorita. Fernando no lo podía creer, iba a bailar con Angie, la iba a tener tan cerca que no lo podía creer. Pensó que no podía aguantarse mas, habían sido dos días interminables que no la había visto, y ahora la tendría nuevamente cerca e iba a tocar su mano y su cintura a ritmo de una canción que no sabia ni como moverse. Le pidió a Pablo que primero fuese él quien baile con ella, así que intercambiaron lugares pues se dio cuenta qué torpes estaban siendo los demás chicos al momento de moverse a ritmo de ese clásico baile. Hubiese preferido salirse de ahí y no participar de esa ronda, pero no podía, no quería que después digan donde se había metido y que solamente faltaba él y además no se podía porque esa ronda estaba estratégicamente echa para que nadie salga de ahí. Así que no había otra forma que hacer el ridículo unos momentos, unos interminables 60 Angie segundos. Fernando avanzo lentamente hacia el centro de la pista de baile y se dispuso a agarrar de la mano y la cintura a Angie y pudo sentir que unos guantes le impedían sentir la suavidad de sus manos. La tenia tan cerca y tan lejos y no paraba de mirarla a los ojos tratando de decirle que la quería, que quería que fuese su enamorada ahí en ese instante. Seria maravilloso decirle en ese momento, pensó, mientras ella le regalaba una sonrisa tierna que le hacia derretirse todito y empezaba asentir un hincón en el estomago y su corazón a latir mas rápido. Cuando termino pensaba que difícil era declararse a una chica, y mas la primera vez. “Te moviste bien” le dijo Pablo, “Hice mi mejor esfuerzo” , respondía Fernando que no veía el momento de tenerla nuevamente cerca pero esta vez a solas para decirle muchas cosas.
La fiesta había alcanzado su madures y Fernando había demostrado su buen ritmo al momento de dos furtivos bailes. Sabia que tenia que bailar nuevamente con Angie que en ese instante se entretenía con su familia bailando y parloteando con primos, tíos y demás. Fernando no podía dejar de pensar como quedarse a solas con Angie, tenia que idear la forma de cómo desaparecer a todos en ese instante para que solo la noche fuera testigo de su amor. Pensó en las películas Hollywoodenses, de cómo los protagonistas huyen un instante de la fiesta para irse a las afueras y después de una platica conmovedora mandarse un suculento y prolongado beso a la luz de la luna y las estrellas. Entonces miro al jardín y pensó puede ser ahí. Felizmente la familia de Angie gustaba mucho de empinar el codo y ya casi toda la familia en pleno estaba siendo acogida en los brazos de Morfeo. Los invitados se iban retirando y quedaban pocos en el local. Fue el momento de sacar a bailar a Angie y decirle que quería hablar con ella.

Sonó la salsa y la saco a bailar. Era una canción que le gustaba mucho a ella, "Daria el alma" de Wichy Camacho. Había esperado mucho para tenerla nuevamente cerca.

- Hola te demoraste mucho – le dijo Angie con una sonrisa que notaba que había pensado en él.

- Es que estabas con tu familia, no sabia como meterme entre todos ellos para sacarte a bailar.

- Ja, ja, o sea que te chupaste.

- Y yo creo que si, lo que pasa es que… Te vez muy hermosa… - Lo dijo y sintió nuevamente el hincón en la barriga y su corazón empezaba a latir mas rápido.

- Gracias, o sea que si hubiese estado fea si me sacabas, ja ja.

- Ja, no es eso, sino que… quiero hablar contigo.

- Ya estamos hablando, ja ja.

- No, digo , a solas, quiero decirte algo – Entonces Angie noto que el chico mas popular del colegio estaba ante ella de esa forma tan tierna y tan tímida que no hizo mas que aflorar un sentimiento que ella sentía por él y que ahora la había dejado boba pero enamorada. Sabia que la canción estaba por terminarse y después de un silencio prolongado de ambos ella apretó la mano de Fernando para decirle:

- Róbame un beso… - Y al no encontrar respuesta por parte de él, ella acerco su lindo rostro para darle un beso pequeño y torpe donde ambos pudieron acariciar sus labios en un momento que nunca olvidaran.

La canción termino y ella se retiro rápidamente de él sin decir nada. Al cabo de unos minutos la fiesta también habría de acabar. Había sido un momento mágico para ambos donde Fernando no cabía de feliz. Cuando se acerco a Pablo era como si hubiera anotado un golazo. Se abrazaron y chocaron las manos en señal de triunfo. Cuando Fernando miro a Angie de lejos despidiendo a otros invitados, ella le regalo una sonrisa cómplice donde él no espero en devolver inmediatamente.

domingo, 28 de junio de 2009

Esencialmente solo también



Yo naci solo. Es decir nadie mas vino conmigo. Pero en verdad nunca pensé que la soledad iba a resultar parte de mi vida. Mi familia era mínima en cantidad y poco a poco se fue diluyendo. Al morir mis padres literalmente me quede solo y enfrentaba la vida de otra manera. Ya no tendría a papito para solventar mis gastos, ahora tenia que trabajar de verdad para salir adelante y felizmente lo hice bien, enfrente a la vida como tenia que hacerlo y felizmente me va bien, no me falta nada. Me acabo de acordar que me falta lo más importante, el cariño de una familia. Me pregunto que se sentirá regresar de trabajar y esperar el abrazo o el cariño de alguien. La cena servida y calientita después del estrés laboral por parte de la mamá o la esposa que tanto te ama. Seguramente ya me tocara, algún día, espero no muy lejano. Cada vez que vengo de trabajar prendo rápidamente el televisor para sentirme acompañado, la clásica de alguien que vive solo. Los domingos espero salir con alguien, a ver si alguna amiga se apiada de mi y me da un poquitito de su tiempo. De repente esa amiga tiene algo que hacer con su familia y ya no hay salida. A mis 28 años soy también aburrido, dicen muchos, yo creo que si. Pero mas que eso soy tranquilo, trato de no meterme en muchos problemas. Me gusta llevar una vida tranquila. A mis amigos del trabajo les encanta tomar, a mi no tanto, aunque esporádicamente lo hago , cuando lo hago, no desentono al momento de empinar el codo. El silencio es increíble en mi vida, sobre todo los domingos. Felizmente tengo algo que hacer de lunes a sábado que es trabajar, sino creo que me volvería loco. Lo peor es que no tengo bien definido algún hobby. Pero espero que a partir de ahora eso cambie. Me gusta leer y escribir y espero hacerlo seguido. Me hubiese gustado tener un hermano y batallón familiar, creo que por eso soy algo introvertido, felizmente eso ha ido cambiando con el tiempo, ya no lo soy tanto. Me gusta mas conversar de a dos, así me aseguro que el otro me escucha. Cuando estoy en grupo paso casi desapercibido, no se como pero por arte de magia solo me toca escuchar a los demás y mas en reuniones sociales donde tomando cerveza todos empiezan a contar sus anécdotas. Ahí se que me desaparezco, no porque yo quiera, sino porque los demás subrepticiamente lo hacen. La soledad te ayuda a pensar mas sobre la vida, reflexionar mas, es por eso que tengo cuidado con mis acciones. Es buena por eso. A veces me gusta porque tengo mi espacio, es decir puedo hacer con mi tiempo lo que yo decida, cosa que no ocurría cuando tenia enamorada. Tenia que ir religiosamente a la casa de ella, los domingos sobre todo, o compartir y seguir sus actividades. Eso era bonito, pero el tiempo de uno ya no alcanzaba para jugar play station o una lectura interesante etc. Ahora que trabajo 12 horas en una empresa comprenderán que no me alcanza el tiempo, ni siquiera para conocer alguna chiquilla preciosa que me haga feliz. Finalmente ya me aburrí de estar solo. Seguramente alguna familia de mi futura mujer me adoptara como su hijo y seré feliz. Seguramente me tendrán aprecio por no ser borracho y caerles bien, felizmente eso esperare, ya lo hice con las anteriores familias de mis enamoradas, que por cierto las extraño, a unas mas que otras, a sus familias también parece mentira, será porque me han tenido aprecio y siempre les parecí encantador. Esa sensación de cariño familiar es la que me hace falta para darle mas sentido a mi vida. No todo es trabajo y ganar dinero porque si eso no lo compartes con nadie créanme que se siente un gran vacio. Dispuesto a conocer a una familia que me quiera, que me adopte como uno de sus miembros, algo que la mayoría siempre a tenido y nunca le ha faltado. Envidio a todos ustedes que llegan a sus casa y tienen con quien pelear, con quien conversar, la cena servida, la bulla odiosa de los hermanos, los regaños de mamá, el imperturbable papá, la gente que contesta el celular a la mama, el hermano, etc. la gente que se preocupa porque el ser querido llege a casa y que cuando llega siente una alegría abundante, esa sensación no a siento hace mucho años, cuando esperaba a mis padres que llegaran de una reunión. Los pasos de mi padre que tanto recuerdo, que me alegraba cuando lo sentía llegar ya de noche. La comida de mi madre que tanto me gustaba y que solo la disfrute hasta los doce años. Extraño a mi padre quedarse dormido leyendo el periódico; yo siempre lo conocí viejito. Los últimos años lo ame más todavía porque más necesitaba de mis cuidados. Mi padre murió a los 88 años y creo que cumplió con la vida. Yo fui el único que estuve con él hasta el final. Es curioso, mi padre falleció un domingo y cuando llegue al hospital no había nadie, estaba vacio. Corrí hasta el tercer piso y sentía el eco de mis pasos en esos pasillos desolados de un domingo a las 11 de la mañana. Cuando fui a su cama ya no estaba, ya se lo habían llevado. El doctor me confirmo su deceso. Estaba solo como siempre. Ya había llorado una noche antes cuando el doctor me dijo que había preparase para lo peor. Después de las palabras del doctor solo me quedaba pensar en los funerales, llamar a los familiares más cercanos etc. Después del sepelio me sentí mas solo que nunca, hasta ahora que cuando llego a mi cuarto espero prender la tv para no sentirme tan solo y cenar algo comprado en la calle. Espero tener a una familia que me quiera y quererlos a ellos también. No saben que envidia ciento cuando escucho a alguien coordinar con la mamá, con el papá, con la tía etc. Quieran mucho a su familia, es lo mejor que pueden tener. Y cada cosa que hagan, háganlo pensando en ellos. Mientras tanto yo pensare en tener algún día una linda familia, mejor dicho soñare.